Colorado el 7

Por Lucas Regulez

Tengo muchos partidos en el Urbano. Desde chico voy a la cancha. Nunca falto, siempre presente en la tribuna Machado Ramos.

Si les pudiera contar mi primer día en la cancha les mentiría. Según mi vieja y mi viejo, fue contra San Miguel en 1997. Por lo que dicen, un día de lluvia del que nos tuvimos que retirar antes, porque yo tenía 3 meses de vida.


Pero hoy vengo a contar un recuerdo. Aquella noche por el octogonal contra Estudiantes de Caseros en Casa. Con la ilusión intacta, como cada 15 días, me dirigía a la cancha. Toda la rutina. Entrar, subir los escalones, colocarme en mi lugar, saludar a mi padrino y a mi primo, como en cada partido.

Ese día comenzamos perdiendo, y la gente se empezaba a impacientar. Delante de mí había un señor que no paró de insultar en todo el partido. Yo no soy hacerlo, e intentaba taparlo cantando… pero él gritaba aun más fuerte. 

El partido seguía. Presionábamos, pero no lastimábamos. Sucedió que atrás tenía a un chico, no más de 25 años. Para ese entonces en nuestro equipo jugaba el colorado Vacaría y atrás tenía a un chico que se le parecía muchísimo. Además de ser colorado, contaban con muchos rasgos en común.

El señor de adelante seguía y no paraba con los insultos hacia todos los jugadores, pero en especial hacia Vacaría. Con mi primo nos reímos por los comentarios que hacía: "para qué compramos a este colorado”, “es horrible", " todos los colorados son iguales”, “hay que matar a todos los colorados", y a cada rato estaba el grito de "¡colorado la C... de tu madre!”.

El pibe de atrás se reía, mientras la esperanza se me iba de a poco al ver que corrían los minutos. Ya llegaba la frase de mi viejo: "otro año más", pero bueno, los partidos no se terminan hasta que el juez lo acabe.

Me acuerdo que no faltaba nada y me quería matar. Pero… viene un pelotazo del fondo, creo que de Báez, hay un cabezazo, ahí se me escapa un "vamos Vacaría" y Pablo la mata de pecho para el Marce Vega y ahí viene el gol que mas grité en mi vida.

Lo primero que hice con mi primo fue tirarme arriba del colorado abrazándolo, como si éste hubiera hecho el gol, o como si mlo hubiese convertido su hermano, o su colega.

Con mi primo comenzamos hacer comentarios, "que grande los colorados" y cosas así. El señor que estaba adelante, bajó cinco escalones en total silencio y miraba para atrás y antes de irnos se acercó y le dio la mano al colorado.

Nunca más ví al colorado. Y por suerte, tampoco al señor de adelante. 

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